A un nacimiento todos quieren ir. Ver al bebé, tomarse fotos con el recién nacido, tocar su piel suave mientras felicitas a los padres por el tan anhelado advenimiento. ¡Qué maravillosa experiencia!
Con Jesús, no fue diferente. Pastores, sabios del Oriente, y hasta ángeles se personaron en el lugar para ver al bebé Jesús, y contemplar la mismísima encarnación de Dios. ¡Qué maravillosa experiencia!
En cambio, cuando ese mismo Jesús decidió entregar su vida, no todos quisieron participar con él en es muerte. No todos quieren ir a un velatorio o sepultura. De hecho, personas cercanas a Jesús rechazaron la oportunidad de estar cerca, como sucedió con Pedro (
Mateo 26:69- 75)
"Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre."
Hoy, todos quieren participar de la Navidad mientras ella solo signifique fiestas, cenas, regalos y buen ambiente. Como era de esperar, pocos desean participar de la muerte que incluye el nacimiento. Sí, Jesús nació con el claro propósito de morir en la Cruz del Calvario hace 2 mil años. Eso significa la Navidad, un niño destinado a morir a causa del pecado de la humanidad.
Para festejar la Navidad debes comprender claramente su significado y para participar de ella debes experimentar el nacimiento del Hijo, la muerte del Hijo y la resurrección del Hijo (
Mateo 28:6). Porque si en esta ocasión decides tener al Hijo, tendrás la vida eterna, la salvación (
1Juan 5:12) Ya no serás condenado, sino que serás libre de toda deuda. Ahora tendrás paz con Dios (
Romanos 5:1)
Eso marcará tu destino eterno. Recuerda, no se trata de fiestas, se trata de un Salvador que te invita a considerar su nacimiento, muerte y resurrección de tal modo que le dejes a Él (Jesucristo) nacer en tu corazón por medio de la fe (confianza en Él).
¿Qué decisión tomarás en esta Navidad?
Oremos
Padre amado, gracias por dejarme conocer claramente el sentido verdadero de la Navidad. Perdona mis pecados y recibo por fe el regalo de Vida Eterna que hoy me ofreces. Gracias por tu sacrificio en la Cruz que ha sido suficiente para salvarme de mi pecado. En el Nombre de Jesucristo, Amén.